Biomecánica dorsal, ¿Qué sabes?
Biomecánica dorsal, ¿Qué sabes?
La columna vertebral humana es una estructura rígida, que permite soportar presiones, y a la vez flexible, lo que le da un gran rango de movilidad. Estos dos conceptos son antagónicos en sus funciones pero a lo largo de la evolución se han experimentado y el resultado es un equilibrio conveniente a las necesidades motoras del ser humano, por lo que hay que tener claro el concepto de biomecánica dorsal para hacer un buen trabajo, en este caso.
Este equilibrio casi perfecto, se logra mediante los sistemas que interactúan para la obtención del resultado de estabilidad, protección, flexibilidad, elasticidad y gran movilidad de la columna vertebral. Estos resultados son consecuencia de la combinación de cuatro importantes capacidades que se reúnen en nuestro cuerpo para darnos las tan amplias posibilidades motoras por las cuales se expresan nuestros movimientos: la rigidez, la estabilidad, la flexibilidad y la elasticidad.
Anatomía Funcional del Raquis Dorsal Cinético
La anatomía funcional de las vértebras dorsales se diferencia significativamente de las vértebras cervicales, estando constituida por los cuerpos vertebrales y por los discos, sin la constitución de un trípode de sustentación.
Entendiendo la biomecánica dorsal, las apófisis articulares dorsales poseen una función de topes en los movimientos de flexión-extensión. Las apófisis espinosas, muy oblicuas, casi verticales, fijan el raquis en la posición correspondiente a la morfología del sujeto, sin grandes desplazamientos anteroposteriores; consecuentemente, la región dorsal es relativamente rígida. Las apófisis transversas, palancas laterales, están muy inclinadas hacia fuera y hacia atrás y están prolongadas por las costillas. La relativa rigidez del conjunto vertebral y su relación con la caja torácica caracterizan el sistema vertebrocostal. La caja torácica es relativamente independiente debido a su función en el mecanismo respiratorio. La orientación de las apófisis articulares determinan el movimiento de flexión-extensión y la rotación.
Dichas estructuras son sensiblemente verticales y se escriben en un círculo cuyo centro coincide con el centro del cuerpo de la vértebra. Así, dentro de la biomecánica dorsal, las apófisis articulares superiores constituyen segmentos de cilindro hueco. Por ellas se deslizan las apófisis articulares inferiores de las vértebras suprayacentes, que son como segmentos de cilindro macizo. En la extensión, se produce un movimiento de descenso que tiende a borrar la curvatura dorsal, y en la flexión hay un movimiento de ascenso del arco posterior que tiende a acentuar esta curvatura. La flexión alcanza 40º y la extensión es de 15 a 20º en una columna aislada; en vivo, donde la columna es solidaria con la caja torácica, la amplitud total de la flexión no supera los 40º.
En el curso de este movimiento, las dos primeras y las dos últimas vértebras torácicas son las móviles, representando la región del raquis al rededor de la cual se producen los movimientos de flexión-extensión. Se puede considerar que las vértebras de T5 a T9 son muy poco móviles; se dice que son vértebras cardiacas debido a su relación con el corazón. La flexión lateral se acompaña del ascenso de la apófisis articular de un lado y del descenso de la del lado apuesto. Ese movimiento se limita por el contacto de las superficies y por la tensión de los ligamentos amarillos y alcanza de 23º a 30º de cada lado. La rotación que se efectúa a nivel del raquis torácico es tanto más fácil cuanto mas coincida el centro de rotación de la vértebra con el centro del disco. Las costillas, solidarias a la vez con otras costillas, con las vértebras y el esternón, limitan este movimiento, cuya amplitud por esta razón no rebasa los 35º.
Cuando se establece el desequilibrio entre la capacidad de fuerza y resistencia y la capacidad de flexibilidad articular y elasticidad muscular, hemos observado la manifestación de desarreglos posturales que, de una forma global o aislada, producirán una sobrecarga en determinadas estructuras.
Éstas, sometidas a un estrés, darán inicio a alteraciones estructurales que afectaran la capacidad funcional de la columna vertebral y del complejo sistema óseo, articular, muscular, ligamentoso, nervioso y discal, que en sus funciones trabajan para resistir las cargas, proteger las estructuras nerviosas, mantener las posturas en situaciones estáticas o dinámicas, conservar su movilidad y buena amplitud articular y su capacidad elástica para la realización de los movimientos y recuperación de la musculatura a su estado original.
Haciendo un buen trabajo de biomecánica dorsal con un profesional como en WELL, se consigue ese mantenimiento de la capacidad de fuerza, resistencia, elasticidad y flexibilidad que, conjuntamente con la revisión de hábitos diarios, pueden a través de una educación preventiva o correctiva de la postura, proporcionar un mayor cuidado de la vida útil de la columna vertebral.